jueves. 25.04.2024
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La depresión

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Juan Cruz Lara. Cedida
La depresión

Por todos es sabido que las depresiones son producto de situaciones angustiosas que trastocan por completo la vida de una persona. Normalmente los agentes que intervienen en la polarización para que esta se decante por una vida plena o un pozo de oscuridad, son externos. De esto se deduce que estos agentes son los responsables de la hecatombe mental de las personas que la sufren, pero también es cierto que no se ponen los medios necesarios para combatirla, es decir: relajar el problema y enfocar la mente en otros temas que nada tienen que ver con lo que la ha producido; pedir ayuda a quién puede hacer que la cuesta sea menos empinada; dirigir la mirada hacia otros ámbitos menos perniciosos, etcétera. Estas personas pasan el tiempo pensando en cómo solucionar su problema ya sea: económico, de trabajo, de paro, sentimental..., y llegan hasta el punto en el que lo han interiorizado tanto, que ya los propios pensamientos comienzan a lacerar sus neuronas, dando paso, de este modo, a su incontrolable vida y, por consiguiente, a un problema de salud que deriva en un malestar en todos los sentidos. Naturalmente, esta visión es muy generalista y subjetiva, aunque no carente de aceptación por parte de la sociedad que sabe que es un asunto que no se puede tomar a la ligera. Por supuesto, en esta enfermedad intervienen otros factores de tipo psicológico, psiquiátrico y médico que no debo entrar a valorar.

Es pues, del todo necesario, influir sobre algunos de estos agentes externos por parte de las administraciones, que son, en último término, los veladores universales de las personas, que para eso las mantenemos con nuestros impuestos, para velar por nuestra seguridad e integridad. Pero no pongamos el foco solo en la administración, pues en gran medida, también depende de la capacidad de la persona el afrontar su estado y ordenar sus pensamientos para priorizar qué es lo más importante en su vida, siempre y cuando sea en los inicios de la depresión, porque después ya será tarde para que lo afronte solo. Debemos entender que la población en general no está exenta de padecer este mal en algún momento de sus vidas, y que no estaría de más intentar comprender a las personas que lo sufren. Los síntomas iniciales para identificar a una persona que lo padece son variados, y para saber si es una depresión o no, debe ser el tiempo el que lo determine, pues a veces nos podemos encontrar con episodios de abatimiento y baja moral.

Juan Cruz Lara

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